domingo, 7 de marzo de 2010
Cuarto domingo de Cuaresma
La parábola de hijo pródigo es uno de los textos más bellos de las religiones, que expresa la belleza de un Dios que es toda y sola bondad. Se ha dicho que esta parábola es el corazón del evangelio. En ella vemos plasmada también la mejor expresión de la conversión.
Ojalá seas capaz de abrirte al Dios de la misericordia y de seguir los pasos del hijo menor hasta el abrazo del Padre.
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