miércoles, 23 de octubre de 2013

Por el derecho efectivo a una Educación Pública de Calidad


COMUNICADO DE MOVIMIENTOS DE ACCIÓN CATÓLICA ESPECIALIZADA ANTE LA CONVOCATORIA DE HUELGA GENERAL EDUCATIVA DEL 24 DE OCTUBRE.


La jornada de movilización del jueves será la segunda huelga general de la comunidad educativa en menos de un año. Estudiantes, profesores, padres y madres y organizaciones sociales y sindicales han acordado convocar una jornada de protesta en todas las etapas del sistema educativo, desde infantil a la Universidad, en contra de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, aprobada recientemente.

Ante este hecho, como militantes cristianos, los jóvenes, hombres y mujeres que formamos parte de movimientos de la Acción Católica especializada, estamos convencidos de la importancia de la educación para el desarrollo integral de las personas, así como para la construcción de una sociedad integradora y compensadora de las desigualdades sociales, económicas y culturales, acorde con los principios universales del Evangelio. Como creyentes y seguidores de  Jesús de Nazaret no podemos hacer oídos sordos al clamor de los débiles. (Éx. 3,7-10).

Creemos que una educación pública que permita el acceso de todas y todos, y especialmente de los más necesitados, a todos y cada uno de sus niveles y recursos, es la única garantía que la sociedad ofrece de que todos sus habitantes van a poder desarrollarse y disfrutar de las mismas oportunidades, independientemente de sus capacidades y de sus propios recursos sociales, económicos y culturales.

La nueva ley, ya desde su introducción, define la educación como “el motor que promueve la economía”. Antepone, de esta manera, los intereses de los mercados al desarrollo personal y social del alumnado, que es lo que una ley de educación debe promover. Realmente, ¿queremos que la educación sea esto?

Porque las cosas se pueden plantear de forma bien distinta. La Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis plantea así el sentido de la escuela: «La escuela no puede renunciar a su condición de ser un lugar señalado para la formación integral de la persona»; Juan Pablo II afirmaba que: «La educación consiste en ser la persona cada vez más persona; en que pueda ser más y no solamente que pueda tener más”.

Según la perspectiva que se tome, los  acentos y la orientación de la educación que resultan son muy distintos: economicismo o humanismo.

En el contexto social en el que nos encontramos, con una población en situación de exclusión social que crece cada día, necesitamos más que nunca una ley educativa que promueva la justicia social y que asegure en las aulas la igualdad que en las calles está cada vez más lejana.

Como movimientos de Acción Católica especializada apostamos por una educación:
-   En valores: que nos hagan ser críticos con la manera de vivir imperante. Que nos hagan pensar por nosotros mismos y buscar nuestro lugar en la sociedad que nos merecemos. No en el ser más que los demás, el querer trepar a toda costa, el querer destacar sin importar por qué…
-    En nuevas formas de vivir: más solidarias, respetuosas con nuestros semejantes, con la naturaleza, con las generaciones que aún no han nacido… No en modelos que fomentan las desigualdades, el egoísmo y el pensar que las cosas son así y yo no puedo cambiarlas.
-    En el desarrollo de la persona: que fomente la vocación, el desarrollo de ideas, la originalidad… no sólo que nos prepare para ser un eslabón más de la cadena de producción.
-    En la autonomía: que nos haga protagonistas de nuestras vidas, que nos dé herramientas para la toma de decisiones, que nos ayude a encontrar nuestra vocación, nuestro lugar en el mundo.  Modelos educativos que posibiliten una participación real y activa en la vida social y pública.

Tampoco nos podemos olvidar del contexto económico y social en el que se produce esta nueva reforma educativa.

Llevamos años de aplicación de políticas de recortes de derechos y prestaciones sociales que afectan fundamentalmente a las capas más desfavorecidas de nuestra sociedad, y a las que antes no lo eran y ahora lo van siendo por causa de la situación y del efecto de esas mismas medidas.

Hay un retroceso claro en los derechos laborales y sociales de personas y familias, mientras que los causantes de la crisis no están pagando la enorme deuda que tienen con la sociedad y continúan enriqueciéndose mientras los pobres lo son cada vez más. Estos procesos están llevando a una sociedad cada vez más desigual y el sistema educativo no está quedando, ni mucho menos, al margen de eso.

La educación pública es una conquista histórica de las trabajadores y trabajadoras y pensamos que los recortes en profesorado, becas, libros, comedores, los incrementos de ratios, la disminución de recursos para la atención a la diversidad, para la integración de los inmigrantes, para la Formación Profesional, los aumentos de tasas universitarias y tantas cosas más, van encaminadas a un mismo objetivo: acabar con la igualdad de oportunidades, sobre todo para quienes más la necesitan.
Tristemente se siguen tomando medidas sin la participación de todos los agentes implicados en el proceso educativo. Por todo lo expuesto, queremos manifestar nuestro desacuerdo con el proceso de elaboración y aprobación de la LOMCE y expresar que creemos justa esta convocatoria de huelga.

Sólo desde el diálogo social que necesita tiempo, condiciones y voluntad se podrán responder a estas cuestiones y se podrán poner en marcha medidas legislativas que pongan en el centro y como objetivo a la persona humana, su desarrollo y promoción integral, su crecimiento en humanidad, sin anteponer otro tipo de intereses.

Hacemos un llamamiento a la reflexión de la ciudadanía en general y de nuestras comunidades cristianas en particular, en torno a la educación y lo que ésta debería ser.

domingo, 20 de octubre de 2013

Encuentro con los rostros de la crisis


Convocados por la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera con el apoyo de la Parroquia de Nuestra Señora de La Victoria de Valladolid, el viernes 18 de octubre un grupo de cristianos preocupados por las víctimas de la crisis se dieron cita para dialogar con personas afectadas por esta situación social.

Expuso su experiencia Erik, una persona procedente de Ecuador que quería construir un proyecto familiar entre nosotros, proyecto que se ha visto truncado por la crisis que le obliga a regresar a su país. Erik comenzó agradeciendo la acogida que ha experimentado en la parroquia de La Victoria y en el mismo barrio. Comentó cuál había sido su experiencia laboral: largas jornadas, incluso fuera de Valladolid, que le impedían disfrutar de los suyos (mujer y dos hijos) lo que el deseaba. De repente esta situación se complicó: meses trabajando sin cobrar, decisión de dejar de trabajar, imposibilidad de cobrar el desempleo por no hacerle los papeles, ... Un auténtico calvario el que sufrió esta persona trabajadora y buen profesional. Ahora está cobrando el desempleo, pero los ingresos resultan insuficientes para cubrir todos los gastos de la familia y Erik lo que quiere es trabajar y ganarse dígnamente el salario (no quiere vivir de subsidios ni de ayudas), por lo que han tomado la decisión de regresar a su país. El mayor dolor para Erik es no poder continuar ofreciendo a sus niños el ambiente positivo que ha encontrado en el barrio y las oportunidades de formación y de relaciones sociales que hay aquí para ellos.

La intervención de Erik fue un ejemplo de dignidad y también un auténtico testimonio de fe, expresando un profundo respeto por aquél que le había causado tanto dolor y la confianza plena en Dios y en que es Él quien le guía.

El diálogo posterior a su intervención resultó muy rico, y sirvió para que otras personas presentes expresaran su experiencia como víctimas directas de la crisis o como conocedoras de primera mano por estarla sufriendo familiares o amigos muy cercanos.

Miembros de la comunidad parroquial de La Victoria expresaron a Erik su pesar por su marcha, ya que es una persona activa de la misma y en la que se había integrado plenamente desde que vino a España.


Esta actividad forma parte del proceso que animan la HOAC y el Secretariado de Pastoral Obrera recogido en la Programación Pastoral Diocesana "Poniendo rostro y esperanza a la crisis". Se está elaborando un sencillo manifiesto de sensibilización y una ficha de trabajo para grupos para ofrecerlo, en un primer momento, en las parroquias del arciprestazgo Oeste de la ciudad.

domingo, 6 de octubre de 2013

Trabajo Digno

 
El 7 de octubre se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. Como afirma la OIT, además de generar un ingreso, el trabajo decente sintetiza las aspiraciones de los individuos durante su vida laboral.

En el ámbito mundial, hay pocos indicios de que se ponga fin a la crisis del empleo. Esta crisis ha acelerado la presión sobre los salarios y las condiciones de trabajo, y ha aumentado la brecha de las desigualdades. Según datos de OIT, más de 200 millones de menores se ven obligados a trabajar como esclavos. Desde 2008 se han perdido cerca de 50 millones de empleos; 205 millones de personas viven sin empleo en todo el mundo y cada puesto de trabajo perdido representa un drama humano. Otros 870 millones —la cuarta parte de los trabajadores de todo el mundo— trabajan con empleos precarios, cuyos ingresos no les permiten superar el umbral de la pobreza en sus hogares.

En Europa la tasa de desempleo es del 11% y los empleos precarios alcanzan ya el 20%, según datos de Eurostat. El desempleo juvenil (22’8%) es alarmante y los mismos jóvenes piensan que no hay futuro para ellos. Estos datos constatan que el mundo del trabajo y las familias trabajadoras son hoy el núcleo del descontento de nuestras sociedades. El trabajo, que es un bien fundamental para las personas, se está convirtiendo en empleo precario e indecente, que sacrifica a los trabajadores y trabajadoras al dios de la competitividad y del mercado. Las personas y sus derechos se ven sometidas a las exigencias de una economía indecente y nos hacen creer que esto es algo natural, normal y necesario.

La solución para lograr la justicia social pasa hoy, por abordar el tema del trabajo digno de manera urgente. La consecución de la meta del trabajo decente en la economía globalizada, requiere la adopción de medidas en el plano europeo e internacional. Pero constatamos que la Unión Europea no pone en el centro de sus decisiones la situación de precariedad de un enorme número de familias en la mayoría de nuestras naciones.

Ante esta situación, desde el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) queremos hacer un llamamiento a nuestras Iglesias particulares y nacionales, y a la ciudadanía en general, para que tomemos conciencia y nos comprometamos en defender la dignidad humana; es el momento de la participación, de la política, de la responsabilidad. Los trabajadores y trabajadoras del mundo entero hemos de alzar la voz reclamando el derecho a un trabajo decente y a una vida decente. Hemos de reivindicar, desde nuestros movimientos y organizaciones, una economía al servicio de la persona, un trabajo decente y condiciones de vida dignas para todas las personas y familias. Como nos recordaba recientemente el Papa Francisco:

“La sociedad no es justa si no ofrece a todos un trabajo o explota a los trabajadores. ¡El trabajo nos da la dignidad! Quien trabaja es digno, tiene una dignidad especial, una dignidad de persona. (…) “No pagar lo justo, no dar trabajo, porque sólo se ven los balances,  sólo se ve cuánto provecho puedo sacar... ¡Esto va contra Dios! Las personas son menos importantes que las cosas que producen beneficio para los que tienen el poder político, social, económico”.

(Homilía del Papa Francisco. 1 de mayo de 2013)

Nos unimos a quienes reclaman una Europa con una fuerte dimensión social y urgentes políticas para reactivar la economía y la creación de empleo y empleo digno y con derechos.