COMUNICADO DE MOVIMIENTOS DE ACCIÓN CATÓLICA ESPECIALIZADA ANTE LA CONVOCATORIA DE HUELGA GENERAL EDUCATIVA DEL 24 DE OCTUBRE.
La
jornada de movilización del jueves será la segunda huelga general de la
comunidad educativa en menos de un año. Estudiantes, profesores, padres
y madres y organizaciones sociales y sindicales han acordado convocar
una jornada de protesta en todas las etapas del sistema educativo, desde
infantil a la Universidad, en contra de la Ley Orgánica para la Mejora
de la Calidad Educativa, aprobada recientemente.
Ante este hecho, como militantes cristianos, los jóvenes, hombres y
mujeres que formamos parte de movimientos de la Acción Católica
especializada, estamos convencidos de la importancia de la educación
para el desarrollo integral de las personas, así como para la
construcción de una sociedad integradora y compensadora de las
desigualdades sociales, económicas y culturales, acorde con los
principios universales del Evangelio. Como creyentes y seguidores de
Jesús de Nazaret no podemos hacer oídos sordos al clamor de los
débiles. (Éx. 3,7-10).
Creemos que una educación pública que permita el acceso de todas y
todos, y especialmente de los más necesitados, a todos y cada uno de sus
niveles y recursos, es la única garantía que la sociedad ofrece de que
todos sus habitantes van a poder desarrollarse y disfrutar de las mismas
oportunidades, independientemente de sus capacidades y de sus propios
recursos sociales, económicos y culturales.
La nueva ley, ya desde su introducción, define la educación como “
el motor que promueve la economía”.
Antepone, de esta manera, los intereses de los mercados al desarrollo
personal y social del alumnado, que es lo que una ley de educación debe
promover. Realmente, ¿queremos que la educación sea esto?
Porque las cosas se pueden plantear de forma bien distinta. La
Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis plantea así el sentido de
la escuela:
«La escuela no puede renunciar a su condición de ser un lugar señalado para la formación integral de la persona»; Juan Pablo II afirmaba que:
«La educación consiste en ser la persona cada vez más persona; en que pueda ser más y no solamente que pueda tener más”.
Según la perspectiva que se tome, los acentos y la orientación de la educación que resultan son muy distintos:
economicismo o humanismo.
En el contexto social en el que nos encontramos, con una población en
situación de exclusión social que crece cada día, necesitamos más que
nunca una ley educativa que promueva la justicia social y que asegure en
las aulas la igualdad que en las calles está cada vez más lejana.
Como movimientos de Acción Católica especializada apostamos por una educación:
-
En valores: que nos hagan ser críticos con la
manera de vivir imperante. Que nos hagan pensar por nosotros mismos y
buscar nuestro lugar en la sociedad que nos merecemos. No en el ser más
que los demás, el querer trepar a toda costa, el querer destacar sin
importar por qué…
-
En nuevas formas de vivir: más solidarias,
respetuosas con nuestros semejantes, con la naturaleza, con las
generaciones que aún no han nacido… No en modelos que fomentan las
desigualdades, el egoísmo y el pensar que las cosas son así y yo no
puedo cambiarlas.
-
En el desarrollo de la persona: que fomente la
vocación, el desarrollo de ideas, la originalidad… no sólo que nos
prepare para ser un eslabón más de la cadena de producción.
-
En la autonomía: que nos haga protagonistas de
nuestras vidas, que nos dé herramientas para la toma de decisiones, que
nos ayude a encontrar nuestra vocación, nuestro lugar en el mundo.
Modelos educativos que posibiliten una participación real y activa en
la vida social y pública.
Tampoco nos podemos olvidar del contexto económico y social en el que se produce esta nueva reforma educativa.
Llevamos años de aplicación de políticas de recortes de derechos y
prestaciones sociales que afectan fundamentalmente a las capas más
desfavorecidas de nuestra sociedad, y a las que antes no lo eran y ahora
lo van siendo por causa de la situación y del efecto de esas mismas
medidas.
Hay un retroceso claro en los derechos laborales y sociales de
personas y familias, mientras que los causantes de la crisis no están
pagando la enorme deuda que tienen con la sociedad y continúan
enriqueciéndose mientras los pobres lo son cada vez más. Estos procesos
están llevando a una sociedad cada vez más desigual y el sistema
educativo no está quedando, ni mucho menos, al margen de eso.
La educación pública es una conquista histórica de las trabajadores y
trabajadoras y pensamos que los recortes en profesorado, becas, libros,
comedores, los incrementos de ratios, la disminución de recursos para
la atención a la diversidad, para la integración de los inmigrantes,
para la Formación Profesional, los aumentos de tasas universitarias y
tantas cosas más, van encaminadas a un mismo objetivo: acabar con la
igualdad de oportunidades, sobre todo para quienes más la necesitan.
Tristemente se siguen tomando medidas sin la participación de todos
los agentes implicados en el proceso educativo. Por todo lo expuesto,
queremos manifestar nuestro desacuerdo con el proceso de elaboración y
aprobación de la LOMCE y expresar que creemos justa esta convocatoria de
huelga.
Sólo desde el diálogo social que necesita tiempo, condiciones y
voluntad se podrán responder a estas cuestiones y se podrán poner en
marcha medidas legislativas que pongan en el centro y como objetivo a la
persona humana, su desarrollo y promoción integral, su crecimiento en
humanidad, sin anteponer otro tipo de intereses.
Hacemos un llamamiento a la reflexión de la ciudadanía en general y
de nuestras comunidades cristianas en particular, en torno a la
educación y lo que ésta debería ser.