martes, 29 de noviembre de 2011

¡Tú! diciembre: “Políticas humanas”

¡Tú! diciembre: “Políticas humanas”


Tras las recientes elecciones generales, el tema de la portada del ¡Tú! de diciembre tenía que ser la política nuevamente. El nuevo ejecutivo popular se enfrenta a una situación de emergencia social más grave que la anterior etapa de gobierno. Las políticas humanas deberían ser prioridad por encima de los intereses de los mercados.
En la sección “La calle” recogemos la denuncia de un padre en huelga de hambre contra la estafa bancaria que ha dejado a su familia sin ahorros, unos ahorros destinados al tratamiento de su hijo tetrapléjico a causa de un accidente de tráfico.
En “La Ventana del mes” hablamos de los “Círculos del Silencio”, un gesto para llamar la atención sobre la situación de los inmigrantes organizado por la Red Incola de Valladolid.
En “¿Quién es?” entrevistamos a Isabel Salinas presidenta de la plataforma ciudadana de la Zona Norte de Granada, integrada a su vez en la Plataforma Andaluza de Barrios Ignorados.

Noticias Obreras diciembre: “Los ajustes amenazan a los temporeros inmigrantes”

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Llegan a los pueblos a comienzos de las campañas agrícolas pero, con los recortes, escasean los servicios de acogida para los temporeros inmigrantes. Con este tema abrimos la portada del mes de diciembre, último número del año de Noticias Obreras.
Laboral | José Morales comenta el discurso de Benedicto XVI a los católicos comprometidos de Alemania, en el que habló de una renovación espiritual e integral de la Iglesia.
Tema del Mes | La deuda, como mecanismo de sometimiento, es una medida injusta. En el Antiguo y el Nuevo Testamento se asocia la deuda al pecado y al perdón.

Entrevista | Rafael Díaz-Salazar acaba de publicar “Desigualdades internacionales. ¡Justicia ya!”, una llamada a combatir globalmente las lacras mundiales del hambre y la pobreza.
Experiencia | La fundadora de las Siervas de San José, una religiosa obrera ha sido canonizada. Su ideario y su misión continúan hoy muy vivos, como se ve en su empresa de inserción. 
Política | ETA ha dejado las armas, con el consiguiente alivio para todo un pueblo cuya libertad estaba secuestrada. Es el principio de un largo y difícil camino.
Otros titulares: el editorial, “El hambre como pecado cultural; “De la acogida a la integración” de Gorka Moreno; “El empleo en el mundo”, de Francisco Porcar; “Televisión, izquierda y hegemonía cultural (y II)”, de Víctor Manuel Marí.

 

martes, 8 de noviembre de 2011

Espiritualidad de las elecciones

 
Unas elecciones representan el reconocimiento y la actualización de una relación ética y moral entre electores y elegidos, cuyo fundamento es la dignidad inviolable de toda persona que los gobernantes se comprometen a salvaguardar y acrecentar usando la verdad y el derecho. Cuando la verdad y el derecho sustentan a la acción política surge la justicia y fructifica la paz. Así, dignidad inviolable de toda persona, verdad, derecho, justicia y paz son los valores que garantizan el bien común. Cuando alguno de ellos es violado o transgredido todo el sistema se derrumba y el gobierno pierde su legitimidad.
 
Espiritualidad de las eleccionesA esta relación moral podemos llamarla espiritualidad de las elecciones y de la acción política. No es una espiritualidad cristiana, que para nosotros es vida según el Espíritu, es laica, pero no podemos negar que es manifestación del Amor de Dios, pues todo lo que afirma la dignidad humana pertenece de suyo a la misericordia de Dios, aunque los actores no le reconozcan, y abre el camino al encuentro definitivo con Él.
 
En el editorial del nº 1528 de Noticias Obreras hablamos de la crisis institucional y moral que padecemos. Esta crisis provoca que estas elecciones generales se celebren en un contexto en el que todo se ha hundido. No hay dignidad humana inviolable, hay unidades de producción y consumo, muchas de ellas inutilizadas e inservibles por y para «los mercados». No hay verdad, la verdad que brota del reconocimiento de la dignidad humana y convierte en humanas las relaciones políticas y sociales, más bien impera la mentira y el engaño como norma política. No hay derecho, hay leyes injustas y decisiones arbitrarias. No hay justicia, hay millones de parados, empobrecidos y desahuciados por el dictado de «los mercados» y la complicidad de los gobiernos. Y no hay paz, como personas estamos permanentemente en riesgo; como sociedad, continuamente amenazados.

Si los partidos en sus campañas no empiezan por reconocer esta situación y su culpabilidad en ello, si no piden perdón como primer paso para restituir la verdad en sus relaciones con los ciudadanos, ¿cómo podemos creer que reconocen la dignidad de toda persona como el principio que fundamenta su acción política, que no mienten ni van a mentir si gobiernan, que van a proceder según el derecho, que sus promesas de justicia son cabales…? Y si no tenemos esta creencia, ¿cómo podemos votarles?

Puede que los partidos y los políticos actúen de espaldas a la dignidad de la persona, pero nosotros, ciudadanos, ¿actuamos en coherencia con esa dignidad?, ¿exigimos que se nos reconozca? Más bien pedimos cosas, queremos tener más. Así terminamos enfrentados contra unos partidos que, presionados por los mercados y por su ineptitud, no pueden dar más; contra una ciudadanía que está convencida de que ser es tener. El conflicto no es moral ni ético, es puramente comercial y cuantitativo, por eso tiene difícil salida.

El camino no es alejarse de la política, dejar de votar y de participar. Eso no conduce a nada. El camino es precisamente el contrario: tomar partido hasta mancharse. Partido por la dignidad humana; partido por la verdad y el derecho; partido por la justicia y la paz. Tomar partido así es vivir, cultivar, difundir y exigir estas virtudes ciudadanas y estos valores políticos. Tomar este partido es comprometerse a crear una nueva cultura en la que pueda fructificar el nuevo hombre, varón y mujer, pues «es propio de la persona humana el no acceder a su plena y verdadera humanidad sino a través de la cultura» (GS. 53). Y si esto es así, el papel y la responsabilidad que la Iglesia tenemos en esta tarea es fundamental. Juan Pablo II nos dijo que «Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida»*.

La política se ha pervertido y los gobiernos se han convertido en podaderas. Liberar a la política es el reto que nos aguarda.

* Carta de fundación del Consejo Pontificio de la Cultura. 20 de Mayo de 1982.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Jornada de la Escuela de Formación de Castilla y León

 
La Escuela de Formación de Zona de Castilla y León ha celebrado una Jornada de Formación en la que han participado Responsables de Formación Diocesanos y de Equipo de Astorga, Burgos, León, Palencia, Salamanca y Valladolid.

La Jornada se dedicó a presentar el sentido y los instrumentos de formación de la HOAC: los planes que se han actualizado y los nuevos planes formativos, así como la situación en que se encuentran el plan de cursillos. Así mismo se profundizó en la importancia del acompañamiento comunitario de la formación. Para todo ello se contó con Esther, responsable general de formación de la comisión permanente, y Paco, del grupo de trabajo de formación.


Los responsables de formación pudieron aclarar todas las dudas y concluyeron con la necesidad de que todos los militantes conozcan el proyecto de formación de la HOAC.

La jornada se celebró el sábado 5 de noviembre de 2011, en la Residencia de los Maristas de Valladolid.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Criterios de la DSI para las elecciones generales

 
La HOAC de Valladolid ha participado el jueves 3 de noviembre se celebró el Foro "Cristianos en la Sociedad" dedicado a Los Cristianos y las elecciones generales. Se realizó en la Casa de Acción Católica de Valladolid y contó con una nutrida participación. Organizado por el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrerá fue convocado también por laHOAC, además de la  Delegación de Apostolado Seglar, la Escuela Diocesana de Formación y la Acción Católica General.

Se inició el Foro con una breve exposición sobre los criterios que nos ofrece la Doctrina Social de la Iglesia y que hay que tener en cuenta a la hora de discernir el sentido del voto, acompañados de unas preguntas que para hacerse en el estudio de las propuestas electorales:
1) La dignidad de la persona.¿Cómo queda la persona, su realización, su vocación, su dignidad y responsabilidad?
2) La búsqueda del bien común. En los programas electorales, ¿qué se propone para que cada ser humano reconozca a un hermano en todas y cada una de las personas, y cómo se contribuye y trabaja por el bien común? sería otra pregunta a hacer.
3) La prioridad de los pobres.¿Cómo se responde a las necesidades y derechos de los más necesitados y pobres?.
4) El fomento de la participación.¿Cómo se plantea el avance y desarrollo de la democracia como modelo humanizador de organización social?, ¿Cómo se fomenta la participación y el asociacionismo?

Se realizó también una mención a la Encíclica de Juan XXIII, Mater e magistra, de la que se celebran en este sus cincuenta años. La lectura de unos párrafos de la misma sirvió para recordar que la economía tiene que estar al servicio de la persona, por lo que se añadió una quinta pregunta : ¿Contribuyen la propuestas electorales a la realización de una economía al servicio del ser humano, al crecimiento de toda la persona y de todas las personas, distribuyendo la riqueza para evitar su acumulación en unas pocas manos?

Expuestos estos criterios, D. Antonio Garrosa, que fue diputado por Valladolid, compartió su experiencia como cristiano de participación política.

Con un animado diálogo posterior se llegó a la conclusión de la necesidad de una mayor implicación en la política a través de los diferentes cauces existentes (partidos políticos, sindicatos, asociaciones, ...), para lo que es necesario avanzar en la formación de la conciencia social de los laicos y en el acompañamiento eclesial de quienes están participando en los ámbitos socio-políticos. Sólo desde esa implicación será posible la contribuición de los cristianos a la regeneración ética de la vida política.